Tercerizar: ¿SÍ O NO?
Por Lourdes Martínez Frugoni
En contra, según Guadalupe Martiarena (Guadalupe Martiarena, Cuero de autor)
Tercerizar nunca fue una opción. En mi caso, no fue una elección premeditada sino que llegó luego de varios años de desarrollo de mi marca. Fue algo así como una reafirmación del camino que había empezado a transitar.
Mi padre siempre estuvo involucrado con el cuero a nivel industrial. Y su fábrica –donde se producen monturas para caballos– fue de alguna forma mi escuela, mi primera aproximación con el oficio y el material. A su vez, mi formación como arquitecta también sentaba precedente. No tercerizar permite entender y participar en todas las instancias de un proyecto: desde el proceso creativo (viviendo cada etapa desde el detrás de escena ideando o creando un diseño), hasta hacer distintas pruebas para llegar al producto soñado.
Estar vinculado a todo el proceso permite desarrollar productos más personalizados (las posibilidades de hacer distintas muestras y contramuestras es ampliamente mayor en comparación con acudir a un externo). Al ser uno mismo quien está al mando, es más fácil poder materializar múltiples ideas. Mejorar la calidad es otra de las grandes ventajas de no tercerizar. Estar involucrado “de cerca” en la producción es clave para adquirir un conocimiento fino de cada uno de los detalles. Por último, es una excelente herramienta para ajustar los costos y evaluar el rendimiento financiero del emprendimiento, delimitando la mano de obra, los tiempos y gastos en materiales.
Desde ya que no es fácil pensar en crecer sin contemplar una tercerización. Claramente se trata de una ayuda importante si se desea proyectar a gran escala un emprendimiento. Así fue como decidí que mi producción empezara a desarrollarse –en parte– en algunos talleres externos. Mi secreto está en seguir disfrutando del trabajo en el taller propio y en no perder ese lugar de cercanía con lo que más me apasiona. Mi taller es el lugar donde puedo dar rienda suelta a la imaginación, la prueba y el error.
Ventajas al no tercerizar:
1. Participar en cada una de las instancias del propio emprendimiento (¡siguiéndolo muy de cerca!)
2. Desarrollar productos más personalizados –con un estilo o impronta propia– y con una calidad superior.
3. Crear y poder dar lugar a distintas ideas. Ensayar, hacer diferentes propuestas hasta lograr el resultado deseado.
4. Supervisar procesos, mano de obra, tiempos y reducir costos en la medida que sea posible.
5. ¡Disfrutar de ser partícipe de cada instancia de nuestro emprendimiento!
A favor, según Lucía Ferrería (Abundancia por Designio)
Tercerizar es una muy buena herramienta para poder comenzar un emprendimiento con un capital humano limitado y permite, a su vez, confiar en manos técnicas o profesionales con un know how sólido, que a uno le llevaría años poder adquirir.
Por otro lado, es un recurso súper útil para poder ahorrar tiempo y dinero. Se agilizan los procesos y, lo más importante, uno se puede enfocar en lo que más le guste hacer dentro de su propio emprendimiento.
Ahora bien, elegir un proveedor no es tarea fácil: lleva su tiempo y es importante tomar los recaudos necesarios. Para empezar, es clave conocer muy bien cómo es el trabajo que se va a delegar. Si se va a generar un producto, por ejemplo, se deben hacer muestras (¡las veces que sea necesario!) hasta quedar conforme con el resultado obtenido y ponerse de acuerdo en cómo debe quedar el producto terminado.
¿Un consejo? Documentar todo el proceso con guías, fichas o remitos, y no dejar nada librado al azar. A la vez, es prudente tener bien en claro las prioridades y saber si la tarea que se va a delegar es funcional a la planificación o al desarrollo de la empresa.
A la hora de elegir un proveedor, se pueden generar distintos tipos de relaciones: a largo plazo o de manera eventual, para colaborar en determinados procesos o tareas. También pueden ser relaciones asociativas para algunos productos o servicios, cooperativistas o de canje. Las posibilidades son infinitas. La clave está en elegir con quién vamos a trabajar según su experiencia y teniendo en cuenta que las tareas a delegar sean sostenibles tanto para la empresa como para el proveedor.
Tips al tercerizar
1. Elegir proveedores según su experiencia y conocimiento técnico.
2. Conocer bien los trabajos delegados y ser muy precisos en el momento de confiar cada proceso o tarea.
3. Construir relaciones de confianza con cada proveedor. Entender las prioridades de cada una de las partes.
4. Nunca está de más adelantarse a los posibles inconvenientes que puedan llegar a surgir. ¡Tener un plan B siempre a mano!