
NO QUIERO VER CRECER A MIS HIJOS EN LA CAMA
Por: Mariano Rodríguez Suarez*
«Vengo trabajando mucho en este proyecto, puse todo de mí. Durante los últimos años, vi crecer a mis hijos en la cama. Me iba cuando estaban dormidos y llegaba cuando estaban dormidos»
Esta frase la escuche de un pre candidato a presidente hace algunos años. Se lo escuchaba hablar con cierto orgullo, como si fuera el precio lógico por hacer cosas trascendentes.
Mirando para adentro me di cuenta de que compartía esa manera de pensar, que creía que tenía que sacrificar mi vida personal en pos de un sueño grande como emprendedor. Al fin y al cabo, «nada es gratis en la vida» ¿no?
Pero otra voz interior me decía que tenía que haber una manera. Que seguramente alguien ya lo había logrado. Por suerte busqué mucho, y durante mucho tiempo, para arrancar de raíz esa terrible creencia limitante de que la vida es una torta finita de recursos donde se elige vida personal o vida profesional. Si le das a uno le sacas al otro. ¡Qué horrible pensarlo así!, ¡qué limitante!
Cientos de horas de podcast, cientos de horas en cursos y decenas de libros de negocios, emprendimiento y desarrollo personal me hicieron encontrarle la vuelta. Por supuesto que antes de eso, pasé por muchos sistemas que no me funcionaron, que sólo me generaron frustración.
Quiero compartir 3 pilares centrales que me ayudaron a emprender proyectos que son grandes sueños para mí, tener mis necesidades económicas más que cubiertas, ampliar mi vida social, cuidar mi salud y, además, pasar tiempo de calidad (¡y cantidad!) con mi familia.
1- Primero lo primero. «Sé qué es lo que debería hacer, pero no sé por dónde empezar»
Es el tercer hábito de «7 hábitos de la gente altamente efectiva». Si me pudiera quedar con sólo un libro para el resto de mi vida, elegiría este. Más allá de la bendición que significa leer a Stephen Covey, voy a contar como aplico este principio de manera práctica.
Coloco en mi calendario los momentos en que voy a hacer las cosas importantes, no urgentes. Por ejemplo: jugar con mis hijos, hacer ejercicio, cenar con mi mujer y otras cosas centrales en mi vida. Todo lo demás tiene que ocupar el tiempo restante. ¿Calendarizás los tiempos de juego con tus hijos? ¡Obvio! si es lo más importante de mi día, ¿por qué no tomarlo con la misma seriedad que una reunión con un cliente?
El trabajo es como el agua, ocupa todo el espacio disponible. Si le das menos tiempo, de alguna manera terminás antes, te enfocas en lo importante.
Lo peor que puede pasar es que te queden algunos mails por la noche y te pierdas una hora de Netflix.
2- Principio del 80/20 aplicado. «Me pierdo en urgencias, soy un bombero apagando incendios»
La famosa ley de Pareto aplicada. El 80% de los resultados, viene del 20% de las acciones. Ninguna novedad para las personas que hace tiempo leen de negocios. Pero lo difícil, como siempre, está en pasar a la acción y que se haga HÁBITO.
¿Cómo aplico esta regla en el día a día? todas las mañanas, antes de comenzar el día, antes de que las urgencias y los mensajes me llenen el celular, bloqueo en mi agenda esas acciones que son trascendentes, que hacen la diferencia, que te acercan a tus objetivos más grandes. No deben ser más de 2 o 3 acciones concretas.
La clave: todo el resto del día se adapta. Las otras acciones tiene solo 3 destinos: se eliminan, se delegan o se posponen.
Sugiero fuertemente el libro «la semana laboral de 4 horas» de Tim Ferriss para profundizar en este tema.
3- Hambre de conocimiento.
Vivimos en un momento de la historia único, donde podés aprender de los mejores del mundo, estés donde estés, gratis o casi gratis. ¿Por qué no lo vas a hacer?
La mejor manera de mantenerse actualizado, motivado y enfocado en lo importante es juntarte con gente que comparta esta visión, tener conversaciones que inspiran. Esa búsqueda constante es el mejor combustible para este proceso.
*Mentor de emprendedores en PlenoEmprendo.com