
LA CLAVE ES EL “POR QUÉ”
Por Alejandra Méndez*
La clave es el “POR QUÉ” anunciaba el escritor y motivador inglés Simon Sinek, allá por el 2009 en el marco de una charla TED en la que explicaba el concepto del “círculo dorado” que desarrolló. Valga la aclaración que su charla se convertiría luego en la tercera charla TED más vista.
Según Sinek, TODAS las empresas saben QUÉ hacen, esto es, qué productos o servicios venden y ofrecen. ALGUNAS, saben CÓMO lo hacen, es decir, aquello que las hace especiales y las distinguen de su competencia. Y muy POCAS, saben POR QUÉ hacen lo que hacen: la verdadera razón por la que existe la empresa, también conocido como PROPÓSITO.
Como emprendedores, nuestro propósito tiene que ver con nuestros sueños, con nuestra pasión, con aquello que nos impulsa a seguir a pesar de las dificultades que se nos presentan en forma cotidiana y recurrente.
Se vincula también con nuestra vocación, eso que nos permite DISFRUTAR de lo que hacemos y conjugar lo que TENEMOS que hacer con lo que QUEREMOS hacer.
Muchos años antes que Sinek, la cultura japonesa acuñó el concepto de ikigai, que se traduce como “la razón de vivir” o “la razón de ser”. Este concepto, adaptado al mundo emprendedor responde a las siguientes preguntas:
- ¿Qué te gusta hacer (lo que amas)? Lo que verdaderamente disfrutas y que podrías hacer todos los días sin aburrirte.
- ¿Qué sos muy bueno haciendo? Tus habilidades y talentos, tus fortalezas frente a los demás.
- ¿Qué es por lo que te pueden pagar? La manera de monetizarte e insertarte en el mercado.
- ¿Qué es lo que el mundo necesita que hagas? El valor que le agregas a la comunidad y a los demás.
La habilidad de encontrar las respuestas adecuadas a cada una de estas cuatro áreas es lo que nos permitirá hallar un propósito para nuestras vidas y para nuestras empresas.
Conociendo nuestro POR QUÉ, la clave luego estará en comunicarlo adecuadamente. Ya que en palabras de Sinek “la gente no compra lo que uno hace, compra porqué uno lo hace”.
Además de asociar estos conceptos: ikigai y círculo dorado, tan distantes en cuanto a sus orígenes territoriales, culturales y temporales, me permito traer a colación las ideas que rigen lo que se ha dado en llamar las nuevas economías: economía del bien común, empresas sociales, empresas B, economía colaborativa, etc.
Más allá de las particularidades de cada una de estas corrientes, todas tienen como denominador común poner en el centro de la escena a las personas y al planeta. Esto es, ya no medir el éxito de las empresas exclusivamente por su rentabilidad económica, sino por el valor social y ambiental que aportan al mundo. Otra vez, se pone en juego el PRÓPISITO del que venimos hablando, el POR QUÉ hacemos lo que hacemos.
El movimiento que impulsan las Empresas B lo expresa de una manera clara y precisa a través de su lema: no se trata de ser la mejor empresa del mundo, sino ser la mejor para el mundo.
Esto que parece tan obvio y tan sencillo, es a veces lo más difícil de descubrir. Por eso, estas líneas no son más que una invitación a preguntarte sobre aquello que querés, a descubrir y comprender tu PROPÓSITO y accionar (emprender) en consecuencia.
*Directora Ejecutiva de INICIA