Grandes mujeres para pequeñas empresas
Autor Ezequiel M. Chabay
Nota publicada en Cronista.com
Equidad, protagonismo y balance con la vida personal son algunos de los temas que preocupan a las empresarias y emprendedoras. Un balance de las fortalezas y las cuentas pendientes de la mujer en el mundo laboral.
En busca del equilibrio, de la equidad, de un mayor protagonismo. En constante búsqueda. El desempeño femenino en el mundo empresarial y en el ecosistema emprendedor atraviesa una época favorable, en ascenso, con el reconocimiento y aprecio del varón y con el empoderamiento ascendente de la mujer, más interesada en el protagonismo y más alejada de las funciones de reparto.
Con los cambios culturales, la equidad se abre paso donde antes abundaban los reparos a la presencia femenina, pero se advierte un largo camino por recorrer. Ese fotograma se repite en la vida de las pequeñas y medianas empresas y da vida a una serie de situaciones que conforman esta película, avanzada en su argumento, pero con final todavía abierto.
En la Argentina hay 23% de mujeres en puestos directivos, de acuerdo con un estudio de Pratt Pinet, y grandes diferencias entre varones y mujeres. La proporción de mujeres que desempeñan cargos directivos de toma de decisión en las empresas -y, en particular, en las familiares- varía según el área geográfica, y muestra un saldo pendiente más alto en el Interior. A su vez, la desigualdad en las remuneraciones y en la toma de decisiones, como la falta de acceso al crédito y la ausencia de redes de empoderamiento, constituyen barreras por derivar.
Sin mayores incentivos, la Organización Internacional de Trabajo (OIT) sostiene que la brecha salarial entre varones y mujeres podrá saldarse, a escala global, recién en 70 años. A poco de celebrar el Día de la Mujer, empresarias cuentan sus historias, repasan sus desafíos y ofrecen sus consejos para animarse a más.
Experiencia tejiendo redes
Las condiciones actuales llevan a las mujeres a fomentar las redes y organizaciones intermedias, donde encuentran respuesta a sus interrogantes, ayuda ante las dificultades y hasta un empuje en sus pretensiones. Allí se crean alianzas que logran beneficios concretos y se traducen también en un incentivo para el desarrollo.
Entre muchas entidades, está el Grupo Empresarial de Mujeres Argentinas, o GEMA. Su presidenta, Delia Flores, propietaria de la compañía homónima dedicada a los servicios aduaneros y el transporte de cargas, comprende que el intercambio de experiencias deviene en más creatividad y ganas de crecer. «Lo que me impulsó a crear GEMA fue una necesidad que percibí en congresos internacionales de mujeres empresarias. Noté que aquí había una necesidad de algo más moderno, que integre a las mujeres, que las capacite y que les dé un espacio de pertenencia ante las necesidades que tenemos: queremos no estar solas, afrontar juntas los desafíos, los mismos compromisos ante la familia y los hijos, y queremos crecer profesionalmente», resume esta empresaria correntina. Coincide Ávila: «Sin articulación y apoyo es imposible llevar a cabo un proyecto».
En esa articulación juega un papel especial la pareja. El hombre hace las veces de socio, de inversor, consultor o descanso. Silvana Calvo, por caso, abrió un espacio de alquiler de oficinas y coworking junto a su marido en abril de 2015. Sercles, su emprendimiento, nació con la intención de volcar los ahorros en una propiedad y la necesidad que Calvo experimentó de salir de la casa y volver a trabajar. «Mi marido tomó un rol de asesoría, porque tiene su propio negocio y me ayuda en las cosas en las que tengo déficit, como la parte de contaduría», relata esta ingeniera en Alimentos.
Liderazgo y complementariedad
Las mujeres se destacan por sus capacidades blandas, sus cualidades de empatía y por percibir los negocios con una sensibilidad distinta. Así lo entiende Frances Lowe, la primera mujer en hacerse cargo de una concesionaria de Ford. «Paquita», como todos la conocen en su ciudad natal, Eldorado, Misiones, asumió en 1977 la empresa de su padre, con entonces 18 empleados a cargo. Hoy, Lowe y Cía. tiene la exclusividad de Volkswagen en toda la provincia y mayoría de mujeres en el plantel. «Entré en un mundo tremendamente machista.
No sabía nada de autos, excepto los colores, pero me fui haciendo. Traté de no perder mi femineidad, ser honesta y directa. Siempre logré el respeto, porque las mujeres nos ponemos la camiseta, somos comprometidas y ponemos más energía. Pero no me gusta el feminismo. Hay que dejar de llorar y de diferenciar. Pude llegar a ser lo que soy gracias a los hombres caballeros y que siempre trataron de ayudarme», recuerda Lowe.
Para el consultor Leonardo Glikin, las mujeres sobresalen por tener en cuenta los aspectos personales de quienes las rodean. «Esto significa muchas veces entender o darle un cauce a temas que normalmente el hombre desecha o no da entrada», sostiene el abogado, que también se ha animado a tipificar los modelos de liderazgo femeninos y advierte del riesgo que encierra, por ejemplo, la «masculinización» de la conducción femenina. «La masculinización puede debilitar las fortalezas de la mujer, el subjetivismo, y una pérdida de integridad en relación a su propia vida. A veces lleva a muchas empresarias a no tener una vida feliz. Como que generan una dicotomía y luego no pueden realizarse a nivel integral», observa el autor de Iguales y diferentes: los espacios de la mujer en la empresa de familia.
Ávila, por su parte, propone trabajar el liderazgo a través de la empatía y el trabajo en equipo, dos condiciones requeridas dentro y fuera de la oficina.
En la experiencia, muchas mujeres se inspiran en su madre o en su abuela; otras rescatan valores de líderes empresariales (en su mayoría, hombres), o se forman sui generis.
Realización personal y familiar
Con todo, la mujer empresaria no olvida su rol de madre y su deseo de formar una familia. Según Glikin, «muchas mujeres viven en contradicción, porque se proponen ser madres presentes y se sienten como en dos mundos. Cuanto más eficiente y comprometida es esa mujer en su trabajo, quizás más sufre esta contradicción». Wober comparte esta reflexión: «Hay mujeres hipercapaces que sienten culpa de tener éxito profesional mientras está fuera de su casa». Lo mismo piensa Lowe al reconocer que relegó mucho tiempo junto a sus hijos, pero destaca la calidad de lo compartido. «Creo que lo que más aspiramos es a desarrollarnos como profesionales y con la familia», remata.
La llegada de la maternidad plantea incertidumbres de todo tipo. Dal Lago, por su parte, prefiere tener una mirada positiva al respecto: «Es terrible cubrir un puesto durante la licencia, pero tratamos de aprovechar todo lo bueno que trae la maternidad y que se canaliza cuando esa persona vuelve». Nicolás, en tanto, les pide a las trabajadoras no descuidar su papel de madres. «Somos una trama importante de la sociedad. Debemos ser ejemplo para la sociedad, para los hijos y para las hijas, y enseñarles que busquen posiciones de igualdad frente al hombre», insiste.