
“EL SECRETO ES LA GENTE”
Por *Alejandra Méndez
Acerca de los Programas de Mentoría para potenciar el desarrollo emprendedor
“El secreto es la gente”, fue la respuesta que Vivek Wadhwa, vicepresidente de innovación e investigación de Singularity University, le dio a Andrés Oppenheimer cuando éste le consultó sobre el secreto de Silicon Valley: “El secreto de Silicon Valley no tiene nada que ver con el gobierno, ni con los incentivos económicos, ni con los parques tecnológicos, ni con los parques científicos, ni con nada de eso, que es una perdedera de dinero que no sirve para nada. El secreto es el tipo de gente que se concentra allí.”[1]
¿A qué se refiere Vivek Wadhwa cuando afirma que el secreto es la gente? ¿Considera que son personas más inteligentes que el resto de los mortales?, ¿más apasionadas?, ¿que fueron especialmente bendecidos con el gen emprendedor?
Más bien, lo que intenta explicar este referente de la innovación es que para facilitar el desarrollo de las empresas no hay que pensar sólo en brindar incentivos económicos, bajar trabas burocráticas, o tener un buen negocio. Por supuesto que todos estos temas son importantes en un contexto emprendedor, pero Wadhwa busca poner por encima a las personas con las que se vinculan e interactúan los emprendedores y que contribuyen a su desarrollo y crecimiento.
Esta visión se relaciona con el concepto “comunidades de práctica” que Wenger acuñó junto a Joan Lave. Según Wenger, “Las Comunidades de Práctica son grupos de personas que comparten un interés o una pasión por algo que hacen y aprenden a hacerlo mejor interactuando regularmente[2]” (http://wenger-trayner.com/). Las comunidades de práctica son, así, sistemas sociales simples y cruciales para el aprendizaje significativo.
Desde esta perspectiva, una empresa exitosa no se consigue en la soledad de un garaje (en alusión a las conocidas “historias de garaje”), gracias a un golpe de suerte o por poseer capacidades extraordinarias. Detrás de una historia emprendedora exitosa siempre habrá un sinnúmero de colaboradores, amigos, consultores, clientes, colegas, proveedores, etc., que contribuyeron a su éxito.
Y si a esos vínculos espontáneos e informales que contribuyen al desarrollo de un emprendedor se los canaliza a través de un programa de mentoría, los beneficios pueden potenciarse.
¿Cómo se aprende a ser emprendedor? Podemos recolectar información por internet, leer libros especializados, capacitarnos y adquirir distintos tipos de saberes que nos sumen valor para emprender nuestro negocio. Sin embargo, existe un tipo de conocimiento llamado tácito que no se aprende en los libros o en un curso. Es ese conocimiento que nos da la experiencia, eso “no escrito” y que muchas veces hasta nos cuesta ponerle palabras. Simplemente “nos sale hacerlo así” gracias a las vivencias y experiencias previas acumuladas. Y es este tipo de conocimiento el que comparten mentor a mentoreado, en un proceso de ida y vuelta que los nutre a ambos. Otra vez, resuenan las palabras de Wenger: “…personas que comparten un interés o una pasión por algo que hacen y aprenden a hacerlo mejor interactuando regularmente.”
Es que en el proceso de mentoría, a diferencia de lo que sucede en el marco de un asesoramiento o una capacitación, el vínculo que se genera entre las partes es más horizontal y dinámico. No hay transferencia de conocimiento –como en el caso de un asesor o un tutor–, sino que el conocimiento se co-construye a partir de la experiencia compartida. Es por esto también, que el éxito de este proceso depende mucho del rol activo y participativo que asuma el mentoreado.
Por si aún no queda del todo clara la diferencia, veamos el rol que desempeña un mentor en comparación a otros tipos de acompañamiento a emprendedores. Por ejemplo, el entrenador propone un plan de entrenamiento al que el aprendiz se somete; el tutor, planea, controla y evalúa el desempeño del tutoreado; el asesor, responde a las consultas puntuales que se le realizan; y finalmente, el mentor, escucha, acompaña, orienta y comparte su experiencia, siendo el mentoreado el que lleva adelante el proceso.
La riqueza de la mentoría descripta hasta aquí, se potencia aún más cuando no ocurre de manera aislada, sino en el marco de un programa sistematizado de mentoría, y dentro de una comunidad con más de 15 años de experiencia en la formación de emprendedores y en la construcción de vínculos de confianza que faciliten la asociatividad y mejoren el capital social de las personas.
Te invitamos a conocer más sobre nuestro nuevo Programa de Mentoría (MI) que te permitan desarrollarte y crecer junto a otros.
[1] Oppenheimer, Andrés, Crear o Morir, Ed. Debate
[2] Traducción de Jimena Huarte.
*Directora Ejecutiva de INICIA