Cómo enfrentar los desafíos en tiempos de alta inflación
FINANZAS. Juan Padilla, asesor de INICIA, brinda una serie de consejos acerca de cómo manejarse en épocas de inflación.
En charlas sobre Finanzas con los emprendedores de INICIA, ellos manifiestan sumo interés en conocer cómo defenderse de los nocivos efectos de la inflación en sus negocios y, si es posible, hasta sacar ventajas en tal situación de la economía.
Teniendo un enfoque de rentabilidad a corto plazo (hasta un año) mi sugerencia es operar sobre dos planos:
1. Precios relativos de sus insumos críticos.
2. Tasa de interés versus inflación esperada.
En el primer plano, debe comprenderse que si bien en tiempos de alta inflación todos los precios aumentan, en determinados períodos de tiempo algunos productos o servicios aumentan más que otros y eso va modificando la estructura de precios de la economía (“precios relativos”). Esto es algo habitual que se da de manera más brusca en épocas de alta inflación.
Teniendo en cuenta esto, siempre recomiendo a los emprendedores que estudien la evolución de los precios de sus insumos críticos y también de los productos o servicios que ellos ofrecen, y los comparen con la evolución de los precios en general o de algunos productos y servicios en particular (aquellos que pueden sustituir lo que ellos ofrecen).
Las diferencias que surgen al comparar esas evoluciones permiten conocer si lo que el emprendedor compra (insumos) está “barato o caro” en términos relativos o no, y qué sucede con lo que vende u ofrece al mercado. Obviamente, tomará decisiones para comprar barato sus insumos críticos y vender lo más caro posible sus productos o servicios.
Tasa de interés versus inflación esperada
Una vez que queda claro el primer punto, llega el momento de enfocarse en el segundo plano: que básicamente es el del costo del dinero para buscar su máxima rentabilidad. Ante esto será necesario proveerse adecuadamente de los insumos críticos y vender oportunamente lo que se ofrece al mercado.
Tanto para tomar decisiones respecto del dinero propio (capital financiero) o del ajeno (créditos de bancos o de terceros), es imprescindible comparar la tasa de interés del mercado con la tasa de inflación esperada tanto de sus insumos críticos como de los productos o servicios que comercializa.
Si el interés fuese menor a la inflación (técnicamente llamada “tasa real negativa”), tendrá la oportunidad de hacer buenos negocios buscando financiamiento en fuentes externas. Por ejemplo: para una heladería, comprar oportunamente las esencias que dan sabor a sus helados es asegurarse la producción en la época estival. Si para ello necesitara capital, hará un buen negocio si compra anticipadamente las esencias con un crédito al, supongamos, 30% anual, cuando la tasa esperada de aumento de ese precio es más alta que ese valor. Si el costo del crédito fuese superior al aumento esperado del precio de las esencias (“tasa real positiva”), tomar crédito en esas condiciones sería desaconsejable.
En el mismo plano, pero mirado desde otro ángulo, si el emprendedor dispusiera de ese dinero en la caja de su negocio, debería comparar cuánto cree que aumentará el precio de su producto en un próximo período (hasta un año) con la renta que ofrecen las alternativas de inversión a su alcance. Con este análisis podrá ver la conveniencia de vender sus productos antes o más tarde, siempre dentro de ese plazo. Hay momentos en los que se impone una “toma de ganancias”, que es cuando el precio relativo de lo que vende está en su mejor nivel… y solo resta esperar que no siga evolucionando más que los demás.
Es importante entender que los créditos no son convenientes o inconvenientes en sí mismos, sino que dependen de su correcta y oportuna utilización. Cuando la tasa de interés activa (la que paga quien solicita el crédito) es inferior a la inflación esperada, es un momento oportuno para hacer buenos negocios con dinero ajeno.
Perder el “miedo al crédito” es comenzar a pensar como un empresario y, como tal, buscar la rentabilidad máxima del negocio, para capitalizarlo y hacerlo crecer. Pero es una herramienta que debe usarse teniendo en cuenta sus ventajas y sus riesgos.
En épocas de alta inflación, un adecuado manejo financiero puede evitar los males del flagelo inflacionario y hasta convertirse en una fuente adicional de rentabilidad.